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Matas de juncos | |
Autor: Fotos Sacris |
Esta alta tasa de renovación, junto a otras variables ambientales, como el que los cultivos lleguen cerca de la orilla, influyen directamente en la vegetación asociada a sus riberas, así como en la sumergida.
En las riberas del embalse no crece la típica orla de vegetación de las lagunas o pantanos, tan propia de otros emblases; por ello la apariencia desde el punto de vista medioambiental del Azud es el de un ensanchamiento del río Segura y no la de un embalse.
La vegetación ribereña más característica está constituida por una orla más o menos extensa y continua de cañas (Arundo donax), en función de las variaciones del nivel del agua, con manchas de carrizo (Phragmites australis) y anea (Typha latifolia), así como juncos (Juncus effusus) en las vaguadas y ejemplares arbustivos de taray (Tamarix gallica).
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En las confluencias de ramblas y barrancos, según el grado de mineralización de las aguas abundan las especies asociadas, como el salado (Atriplex halimus) y otras comunidades dependientes del río forman el zarzal compuesto por el baladre (Nerium oleander), el matacán (Cynanchum acutum), las zarzamoras (Rubus fruticosus) o madreselvas (Lonicera biflora) que colonizan los ribazos.
El arbolado propio del bosque de ribera es inexistente, las únicas especies que se asoman al embalse son ejemplares aislados de la huerta que anteriormente ocupaba estas tierras, entre los que podemos encontrar la higuera (Ficus carica), la palmera datilera (Phoenix dactylifera), el granado (Punica granatum) o el eucalipto (Eucalyptus camaldulensis). En las laderas de montaña los pinos (Pinus halepensis) descienden hasta cerca de la orilla.
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Florece en primavera. Mide entre 15 y 20 m. Es capaz de resistir fuertes sequías. Muy utilizado como árbol ornamental, y para reforestar ecosistemas mediterráneos, donde tiene su hábitat. En el extremo del embalse, junto a la presa, se hallan las sierras de la Navela y de Ricote, pobladas por un abundante bosque de pinos. |
Piñas de pino carrasco |
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